25 nov 2008

Aparte (porque se puede escribir de algo que no sea amor)

Esta canción forma parte del primer volúmen de un disco llamado Show. El disco tiene como tema principal el amor (aunque irónicamente he escogido esta canción para demostrar que se pueden escribir temas que no hablen del amor) El primer volúmen es Show: el sueño blanco. El sueño blanco es la belleza en el amor, cuando nos encierra en embrujo empriagador que nos hace creer que todas las miradas están dirigidas a complacer todo lo que sentimos aunque sea mentira, aunque nos lleve al negro.
En contraposición, el segundo volúmen es Show: el sueño negro. La tragedia del amor, cuando se hace visible todo lo que nos hace daño a pesar de presentarse ante nosotros como el blanco más puro y sosegador, con alegría, tan hermoso como terrible lo es después.
Pues bien, la canción que os dejo aquí, es la número 12 del primer disco y supone la unión entre el sentimiento optimista y el pesimista, es el enlace entre un disco y otro y por eso el tema no se centra en el amor sino que trasciende la dualidad del blanco y negro de la vida a cualquier ámbito.
En fin, solo era para haceros entrar en contexto. Que disfruten de la letra:
Hablo conmigo mismo,
no sé quién soy pero guardo esperanza
en encontrar dónde se esconden o guardan
los desórdenes de mi cerebro.

Me auto convenzo,
aquí en mi soledad,
de que todo cuánto me rodea es bello
y tal vez es posible que lo sea.

¿Qué será lo que me hace ser feliz
cuándo ni siquiera sé si existe la felicidad?
¿Qué será lo que me ayuda a cantar la vida
cuando tanto mal se cruza con ella?

Voy a dejar un momento
de ser tan optimista como era antes,
pues la dualidad de todo hecho
nos lanza hacia la desesperación.

Y aquí es dónde entra
la segunda parte de mi diálogo,
los hechos que no se consumaron
y el dolor de lo que no es bueno,
del sueño negro que nos atormenta,
a pesar de sonreír a la cara del diablo,
de la segunda parte de nuestra cabeza
que aún piensa en el suicidio,
sin que la mitad más sensata
la deje consumar este acto
con el pretexto de la dualidad necesaria
a la que todos nos enfrentamos.

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